Miles de vidas – P5
junio 17, 2010 Deja un comentario
Un experimento escrito entre cuatro
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No entendía nada. Es más, no recordaba nada. A pesar del dolor de cabeza intentó recordar cada uno de los instantes de la rumba. Y solo recordaba hasta un shot de tequila bajado con cerveza. Solo le dio náuseas de recordarlo. Miraba y miraba esa espalda que tantas veces había visto y no lo podía creer.
Se levantó, buscó su teléfono y marco a Agustina. Entre el baño y bajando pasito preguntó «Maricaa… Cómo terminó con con él en mi casa?» «No te acuerdas?» «Solo puedo asumir que terminamos tirando porque estamos sin ropa entre la cama» «Mierda, siéntate porque esto es fuerte». «Ayyy, no quiero saber» «En resumidas cuentas, tu en esa rasca tan hedionda, te chupeteaste más o menos medio bar y en un momento que le estabas coqueteando a un tipo churro, pa qué, se vino la que debe ser la novia y más o menos te iba dando» «NO!!! No! No! Me muero del oso» «Y no era tan tarde. Cuando estábamos más o menos agarradas del pelo con las amigas de la loca, aparece entre la nada y te juro que no lo había visto, Danilo, al rescate» «No!» «Sí!!!!!! Total, el man tranquiliza a la manada de nenas, te jala del brazo… La escena es la más chistosa: todas corriendo detrás de los dos. Te saca del bar. Nos dice que traigamos tus cosas y Daniela sale a correr por la chaqueta y la cartera. Y yo me quedó ahí. Tu ebria y entre lo que alcanzaba a oir, el personaje se debatía entre un vaciadón y una declaración de amor algo confusa» «Declaración de qué????? Pero si me mandó a la mierda» «Pues quien sabe si sería por hacerte sentir mejor o qué, pero algo de palabras lindas había» «Y yo no recuerdo nada» «Por ebria. Te faltó vomitarlo encima» «Ay ni me digas, voy a llorar» «Ya llorar para qué» «Llegaron tus cosas y se fueron en un taxi. Hasta ahí sé»
Al fondo se oyó una voz de hombre que decía: «¿Laura, dónde estás?
junio 17, 2010 2 comentarios
Volvió a la pista y la rumba seguía y Laura también. Seguía brindando con aguardiente “Por Ellos”, seguía coqueteándoles a ellos, seguía desinhibiéndose ante ellos y para ellos, seguía bailando con ellos pero sobre todo, seguía perdiendo el control por él.
Por Danilo, es hombre que tanto tiempo había esperado. El único capaz de regalarle confianza y al mismo tiempo destrozar sus seguridades. Danilo había logrado entrar en su corazón y agitar sus latidos. Había también logrado llevarla al delirio y al éxtasis de las pasiones como la más sublime de las diosas. Danilo se le había convertido en la idea perfecta de amor, pasión, sexo y vida.
Con desamor, tristeza y mucho aguardiente en su existencia Laura esa noche beso. Beso y beso sin parar. Besos a un tal Samuel y luego a un muy simpático Andrés. Beso para borrar los besos de Danilo pero cuando despertó, ahí estaba, en la cama del que la había dejado.
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Nunca a nadie le había preocupado una tusa de Laura. Cambiaba de amores como de lapiz labial. Sufría lo que Daniela – la mayor del grupo- llamaba ‘Delirio de me gustan todos» que, en resumidas cuentas no es más, que una manera sutil de decir que Lau se encamaba casi que con todos los que le dijeran media palabra bonita. Y así como se ‘enamoraba’ de uno, se desenamoraba. Cualquier defecto o desatino del sujeto de turno era la excusa perfecta para mandarlo a la mierda, o salir corriendo cuando pasaba mucho tiempo a su lado. Era experta en eso que llaman ‘pies en polvorosa’.
Pero Danilo le había dado tres vueltas. Laura no había salido corriendo y no lo había despachado a los tres meses como todas esperaban. Sino que casi que vivía por él. Se enamoró, sentenciaban todo el clan de amigas al unísono. Otras má radicales, como Agustina -la menor y más responsable- aseguraban La agarró con las defensas bajitas, y la jodió.
Enamorada o jodida, lo cierto es que Danilo dejó a Laura, quien entró en la religión de Estoy pagando todo lo mala que he sido, pero aún así aplico el que un clavo saca otro clavo.
junio 17, 2010 Deja un comentario
Ella se levantó de la mesa en la que sus amigas la habían dejado sentada por irse con los primeros estereotipos masculinos que las habían sacado a bailar y, de repente, se dio cuenta que estaba parada en la mitad del bar levantando la mano y cantando a grito herido esa canción que tanto le recordaba a Danilo. Agustina se dio cuenta al otro lado de la pista y sin esperar un solo instante atravesó casi todo el lugar y tomó del brazo a Laura que se quería sacar un clavo esa noche de alcohol con cualquiera que le propusiera lo que fuera.
Jalada por Agustina hasta el baño de las niñas, Laura le gritaba que la dejara que había miles de papasitos en ese bar y que cualquiera podría sacar a Danilo de su corazón. La venganza oscura que ella esperaba ocurriera pero que la vida le iba a cobrar con fuerza esa intensión de olvidar a la fuerza a ese hombre que decía amar.
junio 17, 2010 1 comentario
Cuatro mentes creando, implican ocho manos escribiendo. Y ese es nuestro proyecto. Cuatro autores proponiendo temas, personajes, y situaciones, cada uno con su estilo a una misma historia.
¿El resultado? Quizá algo más parecido a la locura colectiva en la que vivimos, nos movemos y de la que nos alimentamos.
Inicialmente somos dos hombres y dos mujeres. Un cuarteto que puede ir creciendo con otros autores que quieran aportar con sus propias ideas a estas historias.